
Johannesburgo, Sudáfrica. — Una tragedia sin precedentes sacude Sudáfrica, donde al menos 100 mineros ilegales han muerto tras quedar atrapados en una mina de oro abandonada en la provincia del Noroeste. La situación ha puesto en evidencia los riesgos de la minería ilegal en el país.
Según Sabelo Mnguni, portavoz del grupo Comunidades Afectadas por la Minería Unidas en Acción, algunos mineros lograron enviar un teléfono celular con videos desgarradores que mostraban docenas de cuerpos envueltos en plástico. Se calcula que más de 100 hombres han muerto, posiblemente debido a hambre o deshidratación tras meses atrapados bajo tierra.
Desde el viernes, las autoridades y la comunidad local han recuperado 18 cuerpos. Nueve de ellos fueron extraídos por esfuerzos comunitarios y otros nueve en una operación oficial realizada el lunes. Además, 26 sobrevivientes fueron rescatados ese mismo día.
El brigadier Sebata Mokgwabone, portavoz de la policía, declaró que las autoridades siguen verificando la cantidad de cuerpos recuperados y el número de sobrevivientes. Las operaciones de rescate continúan en la mina, que se ha convertido en el epicentro de esta tragedia.
Minería ilegal en Sudáfrica: una práctica de alto riesgo
La minería ilegal es una práctica común en Sudáfrica, especialmente en minas clausuradas por empresas que ya no consideran rentables. Estos lugares se convierten en zonas de peligro para los “zama zamas”, mineros informales que buscan oro y otros minerales valiosos en condiciones precarias.
Este incidente resalta la falta de seguridad en las minas abandonadas y los peligros extremos que enfrentan los mineros ilegales. Además, subraya la necesidad urgente de medidas preventivas y de apoyo para estas comunidades vulnerables.
Organizaciones de derechos humanos y comunidades locales han exigido una regulación más estricta para prevenir tragedias similares. Las autoridades sudafricanas también están bajo presión para abordar el problema de la minería ilegal y garantizar la seguridad en las minas abandonadas.
La tragedia de la mina abandonada en la provincia del Noroeste no solo es un recordatorio doloroso de los peligros de la minería informal, sino también un llamado urgente a la acción.