A 60 años de aquel primer contacto con las telenovelas, Daniela Romo reflexiona sobre el impacto de este formato en la unión familiar y su relevancia en el panorama actual. En entrevista, la icónica actriz comparte cómo estos melodramas marcaron su vida y su visión del arte.
“Yo tenía que esconderme abajo de la mesa con las primeras telenovelas que vi en la casa de mi abuela, era a lo que teníamos acceso, o cuando nos llevaban al cine o al teatro”, recuerda entre risas. Hoy, a sus 65 años, protagoniza “Amor amargo”, un proyecto que la mantiene conectada con su pasión por contar historias.
Daniela rememora cómo las telenovelas se convertían en el centro de reunión para las familias. “Antes una familia compraba un televisor y tú (de niño) eras el control remoto, el que cambiaba los canales. Todos se juntaban para ver una cosa y después cada uno tenía un televisor en su cuarto. Ahora no importa, porque cada uno tiene su teléfono y ve cosas diferentes, ya no existe ese intercambio de ideas”, lamenta.
Para la actriz, este cambio en los hábitos de consumo refuerza su compromiso con la televisión tradicional. “Me choca un poco el streaming porque se consume de otra forma. Y las telenovelas siguen siendo, por suerte para nosotros los que las hacemos, algo más íntimo, más familiar, más comunitario”, asegura.
En “Amor amargo”, Daniela Romo interpreta a Leonor, la villana principal, una mujer vengativa que lucha por proteger su patrimonio. La telenovela, ambientada en los pueblos de Querétaro y en la producción de cacao, aborda temas de amor, traición y legado generacional. Se transmite de lunes a viernes a las 18:30 horas.
“Esta mujer es un personaje hermoso. Cuando leí los primeros libros dije: ‘ah, es diferente, porque es una mujer que concatena sus errores y sus malas ideas, sus cosas malas sin querer, por orgullo; quiere que nadie vea que es vulnerable y tiene sentimientos”, explica.
La trama también le ha permitido reflexionar sobre el impacto de las decisiones familiares en las nuevas generaciones. “Llega un momento en el que (a Leonor) las cosas se le salen de las manos y afecta a personas de otra generación. Eso es fuerte, pero es verdad. Hay muchos abuelos nuestros que nos han tocado, nuestros padres nos han tocado sin querer con sus decisiones”, reflexiona.
El camino no ha sido fácil para Daniela. Además de enfrentar la pérdida de su amiga Tina Galindo en enero de 2024, la actriz tuvo que superar problemas de salud durante las grabaciones de “Amor amargo”. Una intervención de columna la obligó a usar una silla de ruedas temporalmente, pero su determinación la llevó de regreso al set.
“Llegué a este proyecto con varias cosas en mi vida que no se acomodaban: mis problemas, mis pérdidas. Pero llegó la emoción de empezar algo; ha sido un refugio inmenso”, confiesa. Tras unos días de descanso, Daniela volvió a las grabaciones junto a sus compañeros, con quienes celebró la tradicional rosca de reyes.
Para Daniela Romo, ser actriz o cantante implica un constante replanteamiento personal. “Por eso siempre hay que tener cuidado y ser responsables con nuestros problemas personales. De eso se trata ser actor o cantante… Hay cosas que de repente dices, ‘¿cómo? Nunca me lo había planteado de esta manera’, así que esa es la belleza de la creatividad”, concluye.
Con “Amor amargo”, Daniela busca no solo entretener, sino también provocar reflexiones en el público, recordándoles el poder de las historias para unir generaciones y fomentar el diálogo familiar.