
Francia vivió este miércoles una nueva jornada de protestas contra las políticas del presidente Emmanuel Macron. Desde primera hora de la mañana, se registraron bloqueos de carreteras y colegios, interrupciones en líneas de trenes y choques con las fuerzas de seguridad en ciudades como París, Marsella y Lyon.
En Marsella, miles de personas salieron a las calles para expresar su “hartazgo” con lo que consideran medidas liberales en beneficio de los más ricos y pidieron la dimisión del mandatario, en el poder desde 2017. “Trabajamos el doble o el triple, pero no logramos salir adelante”, denunció Stéphanie Sarai, una administrativa de 41 años.
El gobierno desplegó a 80 mil agentes de seguridad para contener el movimiento denominado “Bloqueemos todo”. Aunque las autoridades temían una nueva oleada similar a la de los “chalecos amarillos” de 2018-2019, la participación fue menor de lo esperado. “Hay más revolucionarios en Facebook que en la vida real”, admitió Cédric Brun, un sindicalista del norte del país.
Tensión política y nuevas estrategias
El malestar aumentó tras el nombramiento del centroderechista Sébastien Lecornu como figura clave del gabinete, lo que la oposición calificó como una “provocación”. Para contrarrestar, Macron analiza aceptar una de las demandas históricas de la izquierda: un aumento de impuestos a las grandes fortunas.
Sin embargo, tanto la ultraderecha de Marine Le Pen como la izquierda radical advirtieron que buscarán tumbar al gobierno. En paralelo, la agencia calificadora Fitch evaluará este viernes si degrada la deuda soberana francesa, lo que añadiría presión a la administración.
Balance de las protestas
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, informó que casi 200 personas fueron detenidas —principalmente en París y sus suburbios— y que se movilizaron en total 175 mil manifestantes en todo el país. Hubo incendios, daños materiales y bloqueos en distintas regiones, aunque el número de heridos fue relativamente bajo: 13 policías lesionados.
Más de un millar de inconformes se manifestaron con pancartas que mezclaban reclamos sobre la guerra en Gaza, la educación, la sanidad y la pérdida del poder adquisitivo. Sin embargo, las consignas más repetidas apuntaban directamente contra Macron y su permanencia en el poder.