
En Colombia, 34 militares fueron retenidos por una comunidad en el sureste del Amazonas tras intensos combates entre el Ejército y la disidencia de las FARC comandada por Iván Mordisco, uno de los jefes guerrilleros más buscados del país.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, confirmó que los soldados fueron interceptados contra su voluntad. “Es un secuestro, porque se hace contra la voluntad de los militares”, sentenció. Enfrentamientos previos habían dejado un saldo de diez muertos y dos capturados.
El gobierno colombiano denunció que estas acciones suelen ser promovidas por grupos ilegales para detener las operaciones militares. En este caso, el Ejército desplegaba una ofensiva directa contra Mordisco, considerado la principal amenaza en la región amazónica.
La escalada de violencia ha sido constante. Apenas la semana pasada, esta facción detonó un camión bomba en Cali que provocó seis muertes y más de 60 heridos. Ese mismo día, otro grupo aliado derribó un helicóptero policial en Antioquia, matando a 13 agentes.
Aunque el gobierno de Gustavo Petro mantiene mesas de diálogo con sectores de la disidencia, los avances han sido mínimos. Tras la desmovilización de las FARC en 2016, varios grupos criminales ocuparon el vacío de poder, intensificando la disputa por el narcotráfico y la minería ilegal.