
La Fiscalía de Colombia presentó ante un juez a Walter Esteban Yonda Ipía y Carlos Steven Obando, acusados de trasladar y detonar camiones con explosivos cerca de la escuela de aviación Marco Fidel Suárez en Cali. El atentado del jueves dejó seis muertos y más de 60 heridos.
Según la Fiscalía, los capturados trasladaron los vehículos cargados con artefactos caseros y activaron uno de ellos en las inmediaciones de la base aérea. La comunidad impidió su huida y fueron detenidos por la policía. El ataque fue atribuido a las disidencias de las FARC que no firmaron el acuerdo de paz de 2016.
El mismo día, en Antioquia, otro atentado conmocionó al país: 13 policías murieron y tres resultaron heridos tras la explosión de cargas colocadas en una colina donde aterrizaba un helicóptero. El presidente Gustavo Petro afirmó que el área había sido acondicionada previamente con explosivos.
Petro detalló que incluso un subteniente que grababa la operación murió y que el video en su celular captó el momento de la tragedia. “Los policías fueron rodeados y asesinados con explosivos”, lamentó el mandatario.
Tras los ataques, el gobierno ofreció una recompensa de 50 mil dólares por información que permita prevenir nuevos atentados. Estados Unidos y organismos internacionales condenaron la violencia.
El presidente, que promueve su política de “paz total”, insistió en que el narcotráfico alimenta a los grupos ilegales. “Se han fortalecido no por la paz, sino por el aumento del consumo de cocaína en el mundo”, señaló.