
Las autoridades italianas activaron de inmediato un plan de seguridad sin precedentes tras conocerse la muerte del Sumo Pontífice. El prefecto Lamberto Giannini ordenó la entrada en funcionamiento del protocolo de Protección Civil desde la Sala de Operaciones de San Vitale, centro de mando que coordina las fuerzas del orden público en Roma.
Este despliegue extraordinario involucra a carabineros, bomberos, la Guardia de Finanzas y la gendarmería vaticana, quienes trabajarán bajo un esquema basado en experiencias pasadas, particularmente el masivo funeral del Papa Juan Pablo II en 2005.
Un operativo de seguridad inspirado en el funeral de Juan Pablo II
Durante las exequias de Juan Pablo II, más de un millón de peregrinos se congregaron en la Plaza de San Pedro. Se instalaron 27 pantallas gigantes en Roma y los sistemas de transporte se vieron profundamente afectados: el metro aumentó en 290 mil viajes diarios, se sumaron 200 trenes especiales y llegaron más de 5 mil autobuses al corazón del Vaticano.
En esta ocasión, las autoridades esperan una afluencia similar o incluso superior, incluyendo jefes de Estado, delegaciones internacionales y cientos de miles de fieles que rendirán homenaje al Papa Francisco en los días previos al cónclave para elegir a su sucesor.
Medidas clave del operativo en Roma
Entre las medidas implementadas destacan:
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Refuerzo de las fuerzas del orden en torno a la Ciudad del Vaticano, especialmente en la Plaza de San Pedro.
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Control de movilidad para evitar colapsos urbanos y facilitar el acceso de los peregrinos.
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Vigilancia aérea con radares de hasta 300 kilómetros de alcance.
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Disponibilidad inmediata de aviones caza de la Fuerza Aérea en caso de emergencia.
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Aumento en la frecuencia de transporte público, incluyendo autobuses, tranvías y trenes.
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Protección estratégica de puntos clave como aeropuertos, carreteras y estaciones de transporte.
Roma, capital espiritual del mundo ante una nueva transición
Con el fallecimiento del Papa Francisco, Roma vuelve a convertirse en el centro espiritual del mundo. Las emociones, el duelo y la logística se entrelazan en una ciudad que se prepara para vivir una nueva página en la historia del Vaticano.
El objetivo principal, según Giannini, es “asegurar que este otro gran evento pueda tener lugar con seguridad y con el respeto debido al Pontífice”, garantizando a la vez la protección de los ciudadanos y la dignidad de la ceremonia.