
Israel lanzó una serie de ataques aéreos contra Saná, capital de Yemen, luego de que los rebeldes hutíes dispararan hacia su territorio un misil que describió como la primera bomba de racimo utilizada contra el país desde 2023.
El Ministerio de Salud controlado por los hutíes informó que al menos dos personas murieron y 35 resultaron heridas en los bombardeos. Los proyectiles impactaron en distintas zonas de la ciudad, incluida una compañía petrolera que se incendió tras ser alcanzada, según la televisora rebelde Al-Masirah.
El ejército israelí aseguró que atacó plantas de energía utilizadas para actividades militares y un complejo donde se ubica el palacio presidencial. Testigos relataron fuertes explosiones cerca de una academia militar cerrada y la Plaza Sabeen, en el centro de Saná. “La casa se sacudió y las ventanas se rompieron”, dijo a la AP un vecino que vive cerca del área bombardeada.
Los hutíes, apoyados por Irán, han lanzado misiles y drones contra Israel y barcos en el mar Rojo durante casi dos años, alegando solidaridad con los palestinos en Gaza. Tras los ataques, un portavoz rebelde advirtió que sus operaciones “no se detendrán” mientras continúe la ofensiva israelí.
Los bombardeos israelíes respondieron al lanzamiento de un misil hutí el viernes pasado, que tuvo como objetivo el aeropuerto Ben Gurion. El proyectil se fragmentó en el aire, pero un oficial de la Fuerza Aérea israelí confirmó que se trataba de una munición de racimo, lo que aumenta la dificultad de interceptarlo y revela un posible suministro tecnológico iraní.
Según la misma fuente, más de diez aviones de combate participaron en la ofensiva sobre Saná. En los últimos dos años, los hutíes han atacado más de 100 barcos en el mar Rojo, afectando un comercio marítimo valuado en un billón de dólares anuales.