
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que la reciente calma en el sur de Siria se consiguió “por la fuerza”, tras una escalada de violencia que incluyó bombardeos israelíes sobre Damasco y ataques contra la minoría drusa.
“Este alto el fuego no se logró con súplicas, sino con fuerza”, dijo Netanyahu en un videomensaje. Aseguró que su país no permitirá el despliegue de tropas sirias al sur de Damasco, zona que debía mantenerse desmilitarizada según acuerdos previos.
El mandatario acusó al régimen sirio de violar dos líneas rojas: enviar fuerzas al sur de Damasco y atacar a la comunidad drusa. “No podíamos permitirlo”, sentenció.
Israel respondió bombardeando tanto a tropas sirias como al Ministerio de Defensa y el Palacio Presidencial en Damasco. Horas después, la violencia cedió.
Por su parte, el presidente sirio Ahmed al Sharaa anunció el “éxito” de los esfuerzos para frenar el conflicto en la provincia de Al Sueida. Aseguró que, gracias a mediaciones de Estados Unidos, países árabes y Turquía, se evitó un “destino incierto” para la región.
El gobierno sirio decidió delegar la seguridad de la zona a facciones locales y líderes religiosos, tras los enfrentamientos provocados por el ingreso del ejército. “Nos enfrentábamos a dos opciones: guerra abierta con Israel o priorizar la estabilidad”, declaró Al Sharaa.